La guerra de Vietnam, o la guerra americana como se conoce en Vietnam, es uno de los conflictos más complejos del siglo XX. Los Estados Unidos no sólo no pudieron lograr sus objetivos políticos y militares originales, como la creación de una República survietnamita pro-estadounidense viable y la destrucción de la resolución de los norvietnamitas y sus medios para infiltrarse en el sur, sino también porque la guerra de Vietnam fue la guerra más larga que los Estados Unidos han luchado. Cuando el colapso de Saigón se convirtió en una terrible realidad en 1975, la sociedad estadounidense estaba profundamente dividida e incapaz de aceptar la destrucción de sus mitos nacionales de invencibilidad y de los Estados Unidos como defensor de la libertad y la democracia. El cine es un perfecto ejemplo de como las percepciones norteamericanas de este conflicto fueron evolucionando desde posiciones de contención del bloque comunista hasta la creación de movimientos pacifistas opuestos a la continuación del esfuerzo bélico. «Los boinas verdes» (1968) es un claro ejemplo de cine político que, siguiendo el estilo de las películas patrióticas de la Segunda Guerra Mundial, trató de mejorar la opinión pública que el espectador norteamericano tenía de esta guerra.